La selva...
Cómo la mayor parte de las personas, mi vida tiene una agenda con espacios que a veces no permiten ni tiempo para las necesidades básicas. Soy empresaria, chofer de mi hijo, pintora, escritora y amiga…eso define cada minuto de mi vida que no muy a menudo me permite descansar.
Cuando llegas a “Ave Sol” lo que se escucha es el Río Pacuare, los pajaritos, las chicharras, los truenos, la naturaleza en su máximo esplendor y todo tu ser cambia. Es muy interesante porque el poder conectarse con la naturaleza hace que tu ser vuelva a un estado central donde todo parece volver a su lugar. Son las palabras de una ingeniera cuadrada que planea todo en bloques de tiempo y que tiene poca experiencia con esta realidad donde la paz viene de ver las hojas de los árboles, bailar con el viento y sentir la deliciosa brisa que promete una noche de sueño profundo y continuo. Cuando hasta la cara logra relajarse y las facciones se ven adornan con sonrisas constantes por nada, sabes que has llegado cerca del cielo y no te quieres ir.
Me encontré aquí en “Ave Sol” a una pareja de novios, jóvenes de México. Igual que yo busco alejarse de los teléfonos, las computadoras y el estrés. Los tres llegamos a la conclusión de que estos escapes son obligatorios para sobrevivir al agobiante mundo tecnológico de hoy.
It may interest you